viernes, 24 de enero de 2014

CONFESIONES DE INVIERNO: UN TESTIMONIO PARA LA HISTORIA DE LA MÚSICA

Hace ya más de cuatro décadas que el dúo argentino Sui Generis, conformado por Charlie García y Nito Mestre lanzaron al mercado el histórico álbum "Confesiones de invierno". El mundo se rindió a sus pies. Este es un álbum cumbre de la banda y muy analizable en sí. Pues, entonces, tráiganse un café, unas galletas, que esto va a ser algo extenso.
Corría el año 1973 y el dúo ya había grabado un LP: Vida (1972), después de tantos intentos; pues no fue fácil para el dúo llegar a grabar los primeros versos de "Amigo vuelve a casa pronto". García relata:
"...cuando fuimos a RCA, estaba Lalo Fransen. Yo le canté las canciones con la guitarrita, como hacía siempre, y el tipo me dijo: Está bien, pero si querés grabarla, del otro lado tenés que poner esta otra (refiriéndose a 'Y péguele fuerte'). ¡Minga! Me fui llorando de esa entrevista".
Si hay algo que caracteriza a Sui Generis, es el notorio progreso musical y lírico que hay entre sus tres álbumes. 'Vida' y 'Confesiones' no es la excepción. Es más, Nito recuerda:
"Vida obviamente tiene una serie de imperfecciones de sonido y pequeñas cosas porque estábamos grabando en cuatro canales, y para meter todo lo que tocábamos en cuatro canales, realmente teníamos que ser maravillas. [...] Confesiones de invierno lo hicimos con tres temas con toda la orquesta, con coros, y lo grabamos ya en ocho canales, que era una maravilla".
Las "orquestas" a las que Nito hace referencia son, notoriamente, las incluidas en "Cuando ya me empiece a quedar solo", "Rasguña las piedras" y "Tribulaciones...". A diferencia de Vida, que contenía letras adolescentes, este disco contiene poesías más comprometidas. En "Aprendizaje", por ejemplo, se cuestiona la represión y el sistema educacional de la época. El público recibió muy bien este nuevo álbum, y se convirtió en el disco más exitoso del dúo. Analicemos las canciones en detalle:

Cuando ya me empiece a quedar solo: según mi interpretación y la de muchos oyentes, el muchacho que relata las deslumbrantes líneas de la canción es un hombre veterano, con mucha experiencia en sí, y cuenta sobre un amor pasado que ya no volverá jamás. Un hombre que nostálgicamente cuenta sus relatos de la juventud y ahora comienza a quedarse solo. Nada en el mundo podrá tapar ese vacío: ni un televisor inútil, ni una radio a todo volumen. Musicalmente, el final de la canción es típica de un tango. Además de contener el impecable sonido de un bandoneón, tiene esa infaltable característica: la de la 'dominante - tónica' (reproduce las notas re y sol, teniendo en cuenta que la canción está en sol menor), que figura en una buena cantidad de finales en canciones de tango de todos los tiempos. Ese final que envuelve un aura de "el fantasma tuyo sobre todo" y que combina prolijamente la música con la poesía.

Bienvenidos al tren: además de ser la única canción en el álbum en contener una armónica, esta canción se asemeja más con las poesías adolescentes del primer disco. Ante la rebeldía de un joven muchacho de querer escaparse de sus padres y de su escuela, no quiere irse solo, sino con su chica deseada ("Recoge tus cosas/y largo de aquí/en nombre de Cristo/no quieras seguir/Si nadie me acepta/okey, ya me iré/estoy esperando/que llegue mi tren"). Aparentemente, la chica no quiere irse con el muchacho, por lo que este le insiste incesantemente y le cuenta sobre sus planes. De todas formas, ¿cómo habrá concluído la historia?

Un hada, un cisne: una exquisitez de canción. Una historia contada en una canción. Probablemente, si bien la temática no sea la misma, el significado del tema se asemeje bastante al de "Mariel y el capitán" (Vida, 1972): una mujer (en este caso, un hada) que quiere amar a un hombre (un cisne de 'agua y sal') y hace lo imposible durante el núcleo del relato ("y no pudo volver/al hada blanca ver/dormido se quedó/hasta el amanecer"), más no puede: al fin de la canción se encuentra el porqué ("...y para ella, el sol/nunca volvió a brillar"). No pudo llegar a estar con su cisne tan deseado, mientras que "sus lágrimas caían y su imagen destruía". En cuanto a la maravillosa música, el compás de la canción cambia a lo largo de la misma. Comienza (y concluye) con un compás de 6/8, pero en el medio, el compás se torna a 4/4, para luego regresar al 6/8. Toda una obra maestra.

Confesiones de invierno: no sólo esta canción le da título al álbum, sino que la letra le hace honor a su título: un hombre es echado por su mujer de su hogar, ya que no tenía profesión. Por lo tanto, confiesa sus dolores, angustias y sucesos ocurridos en invierno. Confiesa que se emborrachó, que no consiguió dinero, que golpeó al oficial, y que era escaso de dignidad. Sin embargo, finalmente, el hombre sale de la prisión en la que lo habían metido, y lo trasladan a un manicomio. Comenta que hacía cuatro años que se alojaba allí, pero al no tener vivienda, se sentía bien allí (y su cuarto daba al jardín). Que todavía se acordaba de su mujer, y que los domingos la pasaba mal.

Rasguña las piedras: este es uno de los temas más interesantes del álbum, ya que no hay sólo una interpretación: hay varias, que conviven paralelamente; por lo tanto, ninguna opaca a la otra. "Rasguña..." es un curioso tema. Una de las versiones dice que Charly tenía una novia, la cual más tarde sufriría de catalepsia y sería enterrada viva. Al abrir el cajón, vieron que estaba todo rasguñado. Esta versión sería negada por el propio Charly unos veinte años más tarde. Otros dicen que está basada en la historia de Rufina Cambaceres, a quien le ocurriría lo mismo que a la presunta "novia" de Charly, pero sesenta años antes que la canción saliera al mercado. Otros dicen que es una profesía, un canto a la libertad ("apoyo mis espaldas/y espero que me abraces/atravesando el muro de mis días"). Quizás, el maestro García jamás reveló el verdadero significado de la canción; probablemente para que la alegoría de la misma nos haga reflexionar y seguir razonando sus diversas explicaciones.


Lunes otra vez: este es uno de los primeros temas críticos sobre la sociedad del dúo: la muerte en sociedad, la opresión a los trabajadores, etc. O quizás represente otra de las tantas rebeldías adolescentes (o adultas): volver a las escuelas, las oficinas, el trabajo, la rutina, y a aquel "día triste y gris de soledad". En los versos como "lunes es el día triste y gris de soledad" o "muerto el verde, sólo hierro crecerá", Charly juega con imágenes visuales, que a veces representan sentimientos (recurso muy utilizado en diversas canciones y por el mismo García). Las líneas finales de la canción le dan un cierre de "conclusión final", que "la vida jamás cambiará", diciendo: "siempre será igual/nunca cambiará/lunes es el día triste y gris de soledad".

Aprendizaje: sorprendente obra maestra, quizás por su simpleza musical. En cuatro estrofas, Charly pudo expresar las ideas de libertad de muchos jóvenes, y abrirle la cabeza a muchos otros, y a muchas generaciones. Esta obra puede tener dos interpretaciones paralelas: un pedido de libertad de salir de la misma rutina ("aprendí a ser/formal y cortés/cortándome el pelo/una vez por mes/Y si me aplazó/la formalidad/es que nunca me gustó la sociedad") o bien, una crítica al sistema educacional ("y tuve muchos maestros de que aprender/sólo conocían su ciencia y el deber/nadie se animó a decir una verdad/siempre el miedo fue tonto"). Era un cuestionamiento, una visión adolescente quizás, pero a la vez madura: ¿tenemos que limitarnos a las órdenes de los maestros, de nuestros padres, o podemos ver más allá? El acto de "trasgredir", que no siempre resulta beneficiente, es muy utilizado en las técnicas de García. Discos como "Instituciones" (1974) o "Bicicleta" (Serú Girán, 1980) han empleado mucho esta técnica. "Aprendizaje", según Nito, fue el tema promocional del álbum. Cuenta:
"...en el segundo disco, sin darnos cuenta, estábamos empezando a presionar un poquito. Jorge Álvarez (productor de Sui Generis) quería poner otro tema, que no me acuerdo cuál era, como punta de lanza para presentar Confesiones de invierno. Y nosotros dijimos: es Aprendizaje, de una. Y fue Aprendizaje".

Mr. Jones...: esta canción es la más "roquera" del álbum. García quizo demostrarle a todos los que los tildaban como "blandengues" que si ellos querían ser "duros", podían. Que la música va más allá de ser blandengues o duros. Relata:
"En La Pesada, yo podía tocar en una mano Procol Harum porque sabía cosas que ellos no. Cuando hicimos Vida, se pasaban dos días sacando los temas, porque tenían más de tres tonos. Me verdugueaban, pero a la vez había un aguante. Yo para ellos era un blandengue y ellos eran duros".
En cuanto a la letra, la canción relata la historia en la que el padre de la familia asesinó a su madre, y trató de ocultarlo. Que los niños se comportaban fuera de lo normal en cuanto a "comerse a los pajaritos, los perros y los gatitos y otros bichos que vagaban por ahí". Es una sutil y tenaz sátira al estereotipo familiar americano compuesto por: padre-madre-hermanos-perro-gato (algo como los Simpsons) de foto de cuadro del naciente siglo XX, que de hecho se dibuja con un humor en el film "Adiós Sui Géneris", en el que los integrantes de la banda filman un videoclip y al final, un fotógrafo les toma la foto (la nombrada -recientemente- "foto de cuadro"). Luego de las locuras de la familia, la policía los arresta, y termina con la célebre frase de "Los Locos Adams": "somos una familia muy normal".

Tribulaciones...: la letra de esta obra permite múltiples interpretaciones. Una de ellas puede ser "salir del caparazón" de la fantasía infantil, para enfrentar el cruel mundo adulto ("...mi mansión hoy es cenizas"). Y que un día "llegaron ellos: gente brutal sin corazón, que destruyó el mundo nuestro". El choque con una realidad devastadora. A su vez, la canción puede interpretarse desde el lado político: una profesía sobre la dictadura militar que vendría tres años más tarde ("hasta que un día llegaron ellos"). O quizás trataba sobre la dictadura militar que había terminado ese año (1966-1973). A la vez, puede hablar que este rey "imaginario" se daba privilegios en su palacio, que eran inmerecidos ("yo era el rey de este lugar/aunque muy bien no lo conocía"). Las interpretaciones son varias y son muy ricas todas.

Alto en la torre: esta canción, originalmente, apareció un año más tarde en un EP junto a "Tango en segunda", "Confesiones de invierno" y "Quizás, porque". Sin embargo, en las ediciones que hoy están a la venta (en CD) se puede encontrar esta obra como 'bonus track' y tema que cierra el disco. Por lo tanto, decidí incluirla en el análisis. Las armonías, el piano acústico y la melodía tienen un lugar importante en la canción, además de acompañar la impecable poesía. La belleza de la letra puede llegar a aislarnos del mundo y de nuestro entorno. Es, quizás, un canto al amor; muy particular en su forma de expresión ("cierro mis ojos y te veo más/no tengo miedo a caer/si sostienes/toda mi estructura y me haces bien. [...] Sé que mis brazos te apresan bien/la luna vuelve a crecer/bajo nuestro/todo el Universo empieza a arder"). Charly vuelva a utilizar el recurso poético de las imágenes para expresar sentimientos ("soy tan alto como el sol/me entiendo sin saber..."). Esas líneas, por su forma de libertad de ser cantadas, dan la sensación que estamos rompiendo las cadenas, que nos liberamos y cantamos en la cima de una montaña, mientras que estiramos nuestros brazos y con nuestras manos queremos tocar el sol, el cielo. Hermoso tema.


Este álbum, es, en mi humilde opinión, el mejor logrado musical y líricamente, un testimonio para las generaciones.
Se les va acabando el café, y tienen unas pocas galletas. ¡Se les enfría el café! 



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