domingo, 12 de enero de 2014

A TRES DÉCADAS DE "DEL '63": UNA OBRA MAESTRA DE LA MANO DE FITO PAEZ

El otro día fui a una de las tantas disquerías de mi país, y, fiel a mi estilo, comencé a hurgar entre las góndolas. La disquería no era para sacarse el sombrero en cuanto a la variedad de su catálogo, pero era pasable ya que hay disquerías que apenas tienen lo último de Disney Channel.
Volviendo al tema. Yo soy fan del rock nacional (soy argentino) e internacional (Queen, Beatles, Bowie, etc). Busqué el álbum "Giros" (1985) de Fito Páez y para mi sopresa (y desilución) estaba descatalogado. Así que busqué un poco más, pero tenían álbums como "Moda y pueblo" (2005) y "Yo te amo" (2013). Así que junto a "Tango" y "Tango 4" (1985 y 1991 respectivamente) de García y Aznar, llevé "Del '63" (1984) del maestro Páez.











Llego a mi casa, abro el grabador, inserto el CD y... ¡caray! Una obra maestra. Si bien no era un "cinco estrellas" en cuanto a la grabación, la musicalización y las letras hacían de este disco un emblema del rock latinoamericano y un gran debut para Páez (que contaba con 21 años).
Fito ya había integrado la Trova Rosarina liderada por Juan Carlos Baglietto en el año 1982, año de la Guerra de Malvinas; por lo tanto, el gobierno de facto en aquel entonces, prohibía la difusión de la música internacional. Discos como 'Yendo de la cama al living' de Charly García y 'Tiempos difíciles' de J.C. Baglietto (ambos lanzados a la venta en 1982) habían ocupado un importante lugar en las radios argentinas de la época. Temas como 'Era abril' y 'La vida es una moneda' se convirtieron rápidamente en éxitos y son, hasta el día de hoy, composiciones perfectamente interpretadas.
Luego, Páez integró junto a G.I.T (Guyot, Iturri, Toth) la banda de Charly García en las sesiones del maravilloso álbum "Piano bar" (1984). Esos momentos los describiría más tarde como "una etapa de mucha influencia y aprendizaje".


Fito ya se encontraba listo para grabar las inspiradísimas canciones de su primer álbum. El álbum sale al mercado en el año 1984, con una tapa hecha medianamente a la ligera (como había pasado, por ejemplo, en 'Vida' de Sui Generis, de 1972. La tapa fue diseñada a las apuradas) pero con canciones y arreglos magistrales. El Tuerto Wirtz, por momentos, suena como Oscar Moro en Serú Girán interpretando el solo de batería en 'La grasa de las capitales' (1979), es decir, un impecable baterista. Perfectas obras como "Del '63", "Tres agujas" (para Fabiana Cantilo), "La rumba de piano" y "Canción sobre canción" son necesarias para saber que Fito Páez es un gran músico. Este disco nace en el seno de un nuevo amor de Páez, que no llevaba más de un año, con la cantante Fabiana Cantilo, luego de conocerse durante las giras junto a Charly García, a fines de 1983. García comentó que "se arrodilló ante sus pies" cuando Páez le enseñó el álbum al Maestro. Y eso no deja de ser muy gratificante. Por ello, es bueno repaso por las canciones de este disco:

Del '63: como suele hacer y siempre hizo, Páez relata su vida en "Del '63", relatando recuerdos de Rosario, su ciudad natal ("recuerdo lugares de mi ciudad/recuerdo aquel beso en el medio del cine/recuerdo al guardián de la plaza con su palo de escoba") y nostálgicos relatos como "Jobim me dormía la noche cuando todo era calma". Esta canción está cargada de nostalgia, es una perfecta introducción, un "este soy yo". Sus primeras experiencias musicales surgieron en Rosario, tales como musicalizar películas de terror con el piano, armar una banda folclórica, o bien, tocar con compañeros que luego se convertirían en excelentes músicos, tales como Rubén Goldín. Rosario es su cuna, y este tema, lo dice.

Tres agujas: según Charly García, es el tema que "le hubiese gustado componer" y muy apreciado también por el maestro Spinetta, según relata Páez. Por lo tanto, es como pintar un mágnifico cuadro y que sea aprobado por Da Vinci y Picasso. ¿Algo mejor? Páez contó que esta canción fue escrita para Fabiana Cantilo, quien en esa época tenía problemas con el alcohol (referencias también un año después, en "Cable a tierra", Giros) y que por momentos lo abandonaba. Esto se puede apreciar en los versos como "necesito verte antes que sea demasiado tarde". De todas formas, podemos analizar esta canción desde un ámbito socio-político, de "unirnos más" (tema que abarcaría al año siguiente con el excelentísimo "Giros"), al sentenciar "mi nación no tiene cruces ni banderas". Conciso y sincero.

Viejo mundo: es una admirable canción que siempre se la ha asociado con la guerra de las Malvinas. Fito deja un tanto los claros. Es una hermosa poesía, pues contiene frases sinceras y crudas como "el hambre es negro", "una escopeta escupe balas de cocaína". La atmósfera que crea Rubén Goldín en este tema es preciosa y Fito la concluye con el sonido del mellotron (que recuerda a "The Final Countdown" de Europe). Es una aura muy bello. Si bien la canción es cruda, termina con un mensaje esperanzador, un "no sólo criticaremos, actuaremos" cuando afirma que "los que estamos aprovecharemos para cambiarte la cara, Viejo Mundo". Desde un análisis histórico, el Viejo Mundo consiste en  (definición de Wikipedia):
"Aquellas partes de la Tierra conocida por los europeos antes de los viajes de Cristóbal ColónEuropaAsia, y África y las islas circundantes".
Con esta definición, podríamos interpretar que Páez quiere hacer referencia a "los colonizadores europeos" que invadieron las tierras americanas. Es importante aclarar que, al igual que muchas otras canciones, las canciones de Fito de esta primera étapa (1984 - 1986) se caracterizan por la predominante alegória, es decir, tienen múltiples interpretaciones, pero ninguna opaca a la otra.

La rumba del piano: es una alegre canción, una 'oda al piano'. Así como las películas le dan animación y por lo tanto vida a los animales, Páez le da vida al piano: éste tiene sentimientos, puede bailar, jugar, reír, caminar con sus "cuatro patas" que "piden fiesta" y enamorarse. Es una historia, una canción bailable, con ritmo de bossa-nova. El piano, además, es su fiel compañero. Cumple el rol de 'amigo de toda la vida', que lo conoce ("mi piano sabe de mí/ de cigarrillos que queman/ de cables, putas y Dios / y de esa gente que espera"). La vida del rosarino siempre estuvo asociada a los pianos, siendo éste el instrumento que lo acompañaría durante toda su vida. El mismo Páez comentó su primera anécdota con el piano y su primer contacto con la música:


"Yo creo que el que me contacta con el mundo musical es mi padre, porque era la forma que tenía él de evadirse. [...] Era una vida dura, pero la música era el momento de distensión, relax y alegría también. [...] El primer recuerdo que tengo (de música) es un viernes a la noche, en la casa de Calle Balcarce, donde vivía con mi padre y mis dos abuelas. Pasaban "El hombre que volvió de la muerte", de Narciso Ibañez Menta. Recuerdo que empezó el programa, que era de miedo, y yo tenía unos siete u ocho años. En un momento le digo a mi abuela 'dame la llave del piano'. Y mi abuela, extrañamente, se levanta de la cena, va hasta una caja fuerte en su habitación, que estaba en el cuarto de al lado. Me trae la llave, abro el piano, y en un momento le bajo el volumen al televisor, sobre una secuencia de Narciso. Me siento al piano y empiezo a hacer unos clusters sobre los graves, para darle un clima de terror".

Es decir, Páez ha nacido acompañado de esa música, y es una forma de homenajear al piano, que siempre ha sido su fiel compañero.


Cuervos en Casa: sí. "Casa" está escrito en mayúsculas, debido a que hace referencia a la Casa Rosada. Esta canción representa con una sutil acidez corrosiva la oscura etapa de la última dictadura militar que sufrió la Argentina (1976 - 1983) dando imágenes sangrientas, oscuras, densas. Nos transporta a los centros clandestinos, en frases como "qué feo olor". Los militares llevaban a sus desaparecidos a las llamadas "peceras", en donde abundaba un olor espantoso. Además ese "feo olor" puede hacer referencia a la podredumbre de los cuerpos, un asqueroso olor de la sangre que succionaban los militares: el "están chupándome/le la sangre" se repite con una marcada constancia, la cual da la pauta de lo siniestro. La metáfora "cuervos" es inmediata: es directa, concisa, tal como la metáfora "dinosaurios" utilizada por Charly García un año antes de la publicación de este. Los dinosaurios son verdes, viejos, y desaparecieron. Paralelamente, los cuervos succionan, clavan su pico, son negros. Además, la Argentina estaba curando sus heridas: hacía meses que recuperábamos la democracia (temas también tocados en "Giros").

Sable chino: podríamos interpretar esta canción -ya que su letra es un tanto rebuscada- como una carta a sí mismo, una entrevista, una charla o un relato mismo consigo mismo. Esta canción también posee tintes políticos: el buscar la identidad, un "¿de qué partido soy?" "¿Pertenezco a algún 'ismo'?" "¿Cúal?". Esto es apreciable en las frases: "ya no me importa quién soy/ si un malparido esquizofrénico de hoy/ o un guerrillero militante de qué". Un cuestionamiento (el mismo Páez que fue una lucha contra su caretez). Aquí se presentan dos personajes: la razón y el corazón. Un tema muy abarcado para otras cosas, como los amores en "haz lo que te dicta tu corazón, y no la razón". Por eso marca el "él y yo". Y se encuentran en un paisaje, en un ambiente extraño para la música mas no para la literatura: el cerebro (él y yo vivimos aquí)Musicalmente, el tema comienza con una maravillosa introducción de piano. Esto es muy importante, ya que como toda canción, la intro (en el caso de tenerla) ambienta la atmósfera que luego tendrá la canción: tensa, relajada, heavy, light, violenta. La canción desemboca en un impecable solo de saxo ejecutado por Daniel Melingo, finalizando en un efecto fade-out.

Rojo como un corazón: esta canción fue escrita por Fabián Gallardo, un excelente músico quien acompañó a Páez en la canción de este disco. La canción comienza con la melodía con la que termina, un pegadizo tarareo. En cuanto al significado, es un tanto romántico, y se asemeja a una réplica de las demás canciones del disco, en cuanto a la letra y melodía; sobre todo de "Canción sobre canción". La voz la ponen ambos Páez y Gallardo. Podemos analizar el romanticismo de esta en la misma frase "rojo como un corazón": aquí la metáfora es clave y directa. El rojo representa la pasión, las ansias, las ganas, sentimientos que incluso están incluídos en este disco (algo propio de esta época de Fito, que venía de Rosario y era un pionero dentro del rock). El rojo representa también el amor. Fabián Gallardo se ha presentado con Páez en numerosas presentaciones: actuaciones en vivo, programas de TV tales como "Badía & Cía" y "Cable a Tierra", de Juan Alberto Badía y Pepe Eliaschev respectivamente, por los años 1984 y 1985. Algo curioso de este tema es que al final del mismo, en el tarareo de "lareá", se escuchan unas máquinas de ritmo (quizás Roland) ejecutadas que parecen simular el sonido del latir de un corazón, un monótono y notorio latir.


Canción sobre canción: esta obra de arte se destaca por su impecable letra. Pero... ¿qué nos quiere decir? Muchas veces las canciones son pura poesía, puras palabras, pero al fin del día, no significan nada. Afortunadamente, y no es un milagro sino fruto de su capacidad, Fito Páez  nos quiere hablar. Y bien. Pues, ¿qué dice? La canción se puede interpretar de dos maneras: un análisis social, el animarse a progresar ("vivimos tras los escenarios/ tratando de entender un poco") o bien, una interpretación más clara y literal, una historia de amor pasado, de una mujer que murió, ya no está ("vuelan las cenizas de una enagua en plena altura/ sobre el filo del placard/ ella no dice nada, sólo se ven sus curvas/ ella no está y espera/ su caballo rojo), o bien "todo buen comienzo huele a rosas en penumbras". Los fragmentos citados anteriormente proyectan una imagen visual lúgubre, de rosas, de cenizas, de anhelos románticos. Todo eso está plasmado en esta canción.

Un rosarino en Budapest: podemos apreciar que esta canción no tiene que ver con alguna travesía hecha por Páez hacia Budapest (es notorio en la letra) si no que está más relacionado con vivir la vida libremente.
"Quiero música, y trajes de cualquier color".
"Quiero un sol, un dígito que marque tres, una revolución".
"Cantaré hasta que agote mi rabia".
Y otras frases también. La canción posee una melodía pegadiza, a lo Charly García, y además, una bella armonía y musicalización, en las repetidas trompetas y una vez más, en las máquinas de ritmo. En algunos LPs de "Del '63", se haya un track oculto, estremecedor y siniestro, con máquinas de ritmo repitiendo una base similar a la de "Track Track" (Ciudad de pobres corazones, 1987) e incluyendo sádicas voces. Para escucharlo: https://www.youtube.com/watch?v=_4SiyOVm8ts

En cuestión, este disco es excelente. Iré a probar mis 'Tango' y 'Tango 4'.

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