viernes, 24 de enero de 2014

CONFESIONES DE INVIERNO: UN TESTIMONIO PARA LA HISTORIA DE LA MÚSICA

Hace ya más de cuatro décadas que el dúo argentino Sui Generis, conformado por Charlie García y Nito Mestre lanzaron al mercado el histórico álbum "Confesiones de invierno". El mundo se rindió a sus pies. Este es un álbum cumbre de la banda y muy analizable en sí. Pues, entonces, tráiganse un café, unas galletas, que esto va a ser algo extenso.
Corría el año 1973 y el dúo ya había grabado un LP: Vida (1972), después de tantos intentos; pues no fue fácil para el dúo llegar a grabar los primeros versos de "Amigo vuelve a casa pronto". García relata:
"...cuando fuimos a RCA, estaba Lalo Fransen. Yo le canté las canciones con la guitarrita, como hacía siempre, y el tipo me dijo: Está bien, pero si querés grabarla, del otro lado tenés que poner esta otra (refiriéndose a 'Y péguele fuerte'). ¡Minga! Me fui llorando de esa entrevista".
Si hay algo que caracteriza a Sui Generis, es el notorio progreso musical y lírico que hay entre sus tres álbumes. 'Vida' y 'Confesiones' no es la excepción. Es más, Nito recuerda:
"Vida obviamente tiene una serie de imperfecciones de sonido y pequeñas cosas porque estábamos grabando en cuatro canales, y para meter todo lo que tocábamos en cuatro canales, realmente teníamos que ser maravillas. [...] Confesiones de invierno lo hicimos con tres temas con toda la orquesta, con coros, y lo grabamos ya en ocho canales, que era una maravilla".
Las "orquestas" a las que Nito hace referencia son, notoriamente, las incluidas en "Cuando ya me empiece a quedar solo", "Rasguña las piedras" y "Tribulaciones...". A diferencia de Vida, que contenía letras adolescentes, este disco contiene poesías más comprometidas. En "Aprendizaje", por ejemplo, se cuestiona la represión y el sistema educacional de la época. El público recibió muy bien este nuevo álbum, y se convirtió en el disco más exitoso del dúo. Analicemos las canciones en detalle:

Cuando ya me empiece a quedar solo: según mi interpretación y la de muchos oyentes, el muchacho que relata las deslumbrantes líneas de la canción es un hombre veterano, con mucha experiencia en sí, y cuenta sobre un amor pasado que ya no volverá jamás. Un hombre que nostálgicamente cuenta sus relatos de la juventud y ahora comienza a quedarse solo. Nada en el mundo podrá tapar ese vacío: ni un televisor inútil, ni una radio a todo volumen. Musicalmente, el final de la canción es típica de un tango. Además de contener el impecable sonido de un bandoneón, tiene esa infaltable característica: la de la 'dominante - tónica' (reproduce las notas re y sol, teniendo en cuenta que la canción está en sol menor), que figura en una buena cantidad de finales en canciones de tango de todos los tiempos. Ese final que envuelve un aura de "el fantasma tuyo sobre todo" y que combina prolijamente la música con la poesía.

Bienvenidos al tren: además de ser la única canción en el álbum en contener una armónica, esta canción se asemeja más con las poesías adolescentes del primer disco. Ante la rebeldía de un joven muchacho de querer escaparse de sus padres y de su escuela, no quiere irse solo, sino con su chica deseada ("Recoge tus cosas/y largo de aquí/en nombre de Cristo/no quieras seguir/Si nadie me acepta/okey, ya me iré/estoy esperando/que llegue mi tren"). Aparentemente, la chica no quiere irse con el muchacho, por lo que este le insiste incesantemente y le cuenta sobre sus planes. De todas formas, ¿cómo habrá concluído la historia?

Un hada, un cisne: una exquisitez de canción. Una historia contada en una canción. Probablemente, si bien la temática no sea la misma, el significado del tema se asemeje bastante al de "Mariel y el capitán" (Vida, 1972): una mujer (en este caso, un hada) que quiere amar a un hombre (un cisne de 'agua y sal') y hace lo imposible durante el núcleo del relato ("y no pudo volver/al hada blanca ver/dormido se quedó/hasta el amanecer"), más no puede: al fin de la canción se encuentra el porqué ("...y para ella, el sol/nunca volvió a brillar"). No pudo llegar a estar con su cisne tan deseado, mientras que "sus lágrimas caían y su imagen destruía". En cuanto a la maravillosa música, el compás de la canción cambia a lo largo de la misma. Comienza (y concluye) con un compás de 6/8, pero en el medio, el compás se torna a 4/4, para luego regresar al 6/8. Toda una obra maestra.

Confesiones de invierno: no sólo esta canción le da título al álbum, sino que la letra le hace honor a su título: un hombre es echado por su mujer de su hogar, ya que no tenía profesión. Por lo tanto, confiesa sus dolores, angustias y sucesos ocurridos en invierno. Confiesa que se emborrachó, que no consiguió dinero, que golpeó al oficial, y que era escaso de dignidad. Sin embargo, finalmente, el hombre sale de la prisión en la que lo habían metido, y lo trasladan a un manicomio. Comenta que hacía cuatro años que se alojaba allí, pero al no tener vivienda, se sentía bien allí (y su cuarto daba al jardín). Que todavía se acordaba de su mujer, y que los domingos la pasaba mal.

Rasguña las piedras: este es uno de los temas más interesantes del álbum, ya que no hay sólo una interpretación: hay varias, que conviven paralelamente; por lo tanto, ninguna opaca a la otra. "Rasguña..." es un curioso tema. Una de las versiones dice que Charly tenía una novia, la cual más tarde sufriría de catalepsia y sería enterrada viva. Al abrir el cajón, vieron que estaba todo rasguñado. Esta versión sería negada por el propio Charly unos veinte años más tarde. Otros dicen que está basada en la historia de Rufina Cambaceres, a quien le ocurriría lo mismo que a la presunta "novia" de Charly, pero sesenta años antes que la canción saliera al mercado. Otros dicen que es una profesía, un canto a la libertad ("apoyo mis espaldas/y espero que me abraces/atravesando el muro de mis días"). Quizás, el maestro García jamás reveló el verdadero significado de la canción; probablemente para que la alegoría de la misma nos haga reflexionar y seguir razonando sus diversas explicaciones.


Lunes otra vez: este es uno de los primeros temas críticos sobre la sociedad del dúo: la muerte en sociedad, la opresión a los trabajadores, etc. O quizás represente otra de las tantas rebeldías adolescentes (o adultas): volver a las escuelas, las oficinas, el trabajo, la rutina, y a aquel "día triste y gris de soledad". En los versos como "lunes es el día triste y gris de soledad" o "muerto el verde, sólo hierro crecerá", Charly juega con imágenes visuales, que a veces representan sentimientos (recurso muy utilizado en diversas canciones y por el mismo García). Las líneas finales de la canción le dan un cierre de "conclusión final", que "la vida jamás cambiará", diciendo: "siempre será igual/nunca cambiará/lunes es el día triste y gris de soledad".

Aprendizaje: sorprendente obra maestra, quizás por su simpleza musical. En cuatro estrofas, Charly pudo expresar las ideas de libertad de muchos jóvenes, y abrirle la cabeza a muchos otros, y a muchas generaciones. Esta obra puede tener dos interpretaciones paralelas: un pedido de libertad de salir de la misma rutina ("aprendí a ser/formal y cortés/cortándome el pelo/una vez por mes/Y si me aplazó/la formalidad/es que nunca me gustó la sociedad") o bien, una crítica al sistema educacional ("y tuve muchos maestros de que aprender/sólo conocían su ciencia y el deber/nadie se animó a decir una verdad/siempre el miedo fue tonto"). Era un cuestionamiento, una visión adolescente quizás, pero a la vez madura: ¿tenemos que limitarnos a las órdenes de los maestros, de nuestros padres, o podemos ver más allá? El acto de "trasgredir", que no siempre resulta beneficiente, es muy utilizado en las técnicas de García. Discos como "Instituciones" (1974) o "Bicicleta" (Serú Girán, 1980) han empleado mucho esta técnica. "Aprendizaje", según Nito, fue el tema promocional del álbum. Cuenta:
"...en el segundo disco, sin darnos cuenta, estábamos empezando a presionar un poquito. Jorge Álvarez (productor de Sui Generis) quería poner otro tema, que no me acuerdo cuál era, como punta de lanza para presentar Confesiones de invierno. Y nosotros dijimos: es Aprendizaje, de una. Y fue Aprendizaje".

Mr. Jones...: esta canción es la más "roquera" del álbum. García quizo demostrarle a todos los que los tildaban como "blandengues" que si ellos querían ser "duros", podían. Que la música va más allá de ser blandengues o duros. Relata:
"En La Pesada, yo podía tocar en una mano Procol Harum porque sabía cosas que ellos no. Cuando hicimos Vida, se pasaban dos días sacando los temas, porque tenían más de tres tonos. Me verdugueaban, pero a la vez había un aguante. Yo para ellos era un blandengue y ellos eran duros".
En cuanto a la letra, la canción relata la historia en la que el padre de la familia asesinó a su madre, y trató de ocultarlo. Que los niños se comportaban fuera de lo normal en cuanto a "comerse a los pajaritos, los perros y los gatitos y otros bichos que vagaban por ahí". Es una sutil y tenaz sátira al estereotipo familiar americano compuesto por: padre-madre-hermanos-perro-gato (algo como los Simpsons) de foto de cuadro del naciente siglo XX, que de hecho se dibuja con un humor en el film "Adiós Sui Géneris", en el que los integrantes de la banda filman un videoclip y al final, un fotógrafo les toma la foto (la nombrada -recientemente- "foto de cuadro"). Luego de las locuras de la familia, la policía los arresta, y termina con la célebre frase de "Los Locos Adams": "somos una familia muy normal".

Tribulaciones...: la letra de esta obra permite múltiples interpretaciones. Una de ellas puede ser "salir del caparazón" de la fantasía infantil, para enfrentar el cruel mundo adulto ("...mi mansión hoy es cenizas"). Y que un día "llegaron ellos: gente brutal sin corazón, que destruyó el mundo nuestro". El choque con una realidad devastadora. A su vez, la canción puede interpretarse desde el lado político: una profesía sobre la dictadura militar que vendría tres años más tarde ("hasta que un día llegaron ellos"). O quizás trataba sobre la dictadura militar que había terminado ese año (1966-1973). A la vez, puede hablar que este rey "imaginario" se daba privilegios en su palacio, que eran inmerecidos ("yo era el rey de este lugar/aunque muy bien no lo conocía"). Las interpretaciones son varias y son muy ricas todas.

Alto en la torre: esta canción, originalmente, apareció un año más tarde en un EP junto a "Tango en segunda", "Confesiones de invierno" y "Quizás, porque". Sin embargo, en las ediciones que hoy están a la venta (en CD) se puede encontrar esta obra como 'bonus track' y tema que cierra el disco. Por lo tanto, decidí incluirla en el análisis. Las armonías, el piano acústico y la melodía tienen un lugar importante en la canción, además de acompañar la impecable poesía. La belleza de la letra puede llegar a aislarnos del mundo y de nuestro entorno. Es, quizás, un canto al amor; muy particular en su forma de expresión ("cierro mis ojos y te veo más/no tengo miedo a caer/si sostienes/toda mi estructura y me haces bien. [...] Sé que mis brazos te apresan bien/la luna vuelve a crecer/bajo nuestro/todo el Universo empieza a arder"). Charly vuelva a utilizar el recurso poético de las imágenes para expresar sentimientos ("soy tan alto como el sol/me entiendo sin saber..."). Esas líneas, por su forma de libertad de ser cantadas, dan la sensación que estamos rompiendo las cadenas, que nos liberamos y cantamos en la cima de una montaña, mientras que estiramos nuestros brazos y con nuestras manos queremos tocar el sol, el cielo. Hermoso tema.


Este álbum, es, en mi humilde opinión, el mejor logrado musical y líricamente, un testimonio para las generaciones.
Se les va acabando el café, y tienen unas pocas galletas. ¡Se les enfría el café! 



domingo, 12 de enero de 2014

A TRES DÉCADAS DE "DEL '63": UNA OBRA MAESTRA DE LA MANO DE FITO PAEZ

El otro día fui a una de las tantas disquerías de mi país, y, fiel a mi estilo, comencé a hurgar entre las góndolas. La disquería no era para sacarse el sombrero en cuanto a la variedad de su catálogo, pero era pasable ya que hay disquerías que apenas tienen lo último de Disney Channel.
Volviendo al tema. Yo soy fan del rock nacional (soy argentino) e internacional (Queen, Beatles, Bowie, etc). Busqué el álbum "Giros" (1985) de Fito Páez y para mi sopresa (y desilución) estaba descatalogado. Así que busqué un poco más, pero tenían álbums como "Moda y pueblo" (2005) y "Yo te amo" (2013). Así que junto a "Tango" y "Tango 4" (1985 y 1991 respectivamente) de García y Aznar, llevé "Del '63" (1984) del maestro Páez.











Llego a mi casa, abro el grabador, inserto el CD y... ¡caray! Una obra maestra. Si bien no era un "cinco estrellas" en cuanto a la grabación, la musicalización y las letras hacían de este disco un emblema del rock latinoamericano y un gran debut para Páez (que contaba con 21 años).
Fito ya había integrado la Trova Rosarina liderada por Juan Carlos Baglietto en el año 1982, año de la Guerra de Malvinas; por lo tanto, el gobierno de facto en aquel entonces, prohibía la difusión de la música internacional. Discos como 'Yendo de la cama al living' de Charly García y 'Tiempos difíciles' de J.C. Baglietto (ambos lanzados a la venta en 1982) habían ocupado un importante lugar en las radios argentinas de la época. Temas como 'Era abril' y 'La vida es una moneda' se convirtieron rápidamente en éxitos y son, hasta el día de hoy, composiciones perfectamente interpretadas.
Luego, Páez integró junto a G.I.T (Guyot, Iturri, Toth) la banda de Charly García en las sesiones del maravilloso álbum "Piano bar" (1984). Esos momentos los describiría más tarde como "una etapa de mucha influencia y aprendizaje".


Fito ya se encontraba listo para grabar las inspiradísimas canciones de su primer álbum. El álbum sale al mercado en el año 1984, con una tapa hecha medianamente a la ligera (como había pasado, por ejemplo, en 'Vida' de Sui Generis, de 1972. La tapa fue diseñada a las apuradas) pero con canciones y arreglos magistrales. El Tuerto Wirtz, por momentos, suena como Oscar Moro en Serú Girán interpretando el solo de batería en 'La grasa de las capitales' (1979), es decir, un impecable baterista. Perfectas obras como "Del '63", "Tres agujas" (para Fabiana Cantilo), "La rumba de piano" y "Canción sobre canción" son necesarias para saber que Fito Páez es un gran músico. Este disco nace en el seno de un nuevo amor de Páez, que no llevaba más de un año, con la cantante Fabiana Cantilo, luego de conocerse durante las giras junto a Charly García, a fines de 1983. García comentó que "se arrodilló ante sus pies" cuando Páez le enseñó el álbum al Maestro. Y eso no deja de ser muy gratificante. Por ello, es bueno repaso por las canciones de este disco:

Del '63: como suele hacer y siempre hizo, Páez relata su vida en "Del '63", relatando recuerdos de Rosario, su ciudad natal ("recuerdo lugares de mi ciudad/recuerdo aquel beso en el medio del cine/recuerdo al guardián de la plaza con su palo de escoba") y nostálgicos relatos como "Jobim me dormía la noche cuando todo era calma". Esta canción está cargada de nostalgia, es una perfecta introducción, un "este soy yo". Sus primeras experiencias musicales surgieron en Rosario, tales como musicalizar películas de terror con el piano, armar una banda folclórica, o bien, tocar con compañeros que luego se convertirían en excelentes músicos, tales como Rubén Goldín. Rosario es su cuna, y este tema, lo dice.

Tres agujas: según Charly García, es el tema que "le hubiese gustado componer" y muy apreciado también por el maestro Spinetta, según relata Páez. Por lo tanto, es como pintar un mágnifico cuadro y que sea aprobado por Da Vinci y Picasso. ¿Algo mejor? Páez contó que esta canción fue escrita para Fabiana Cantilo, quien en esa época tenía problemas con el alcohol (referencias también un año después, en "Cable a tierra", Giros) y que por momentos lo abandonaba. Esto se puede apreciar en los versos como "necesito verte antes que sea demasiado tarde". De todas formas, podemos analizar esta canción desde un ámbito socio-político, de "unirnos más" (tema que abarcaría al año siguiente con el excelentísimo "Giros"), al sentenciar "mi nación no tiene cruces ni banderas". Conciso y sincero.

Viejo mundo: es una admirable canción que siempre se la ha asociado con la guerra de las Malvinas. Fito deja un tanto los claros. Es una hermosa poesía, pues contiene frases sinceras y crudas como "el hambre es negro", "una escopeta escupe balas de cocaína". La atmósfera que crea Rubén Goldín en este tema es preciosa y Fito la concluye con el sonido del mellotron (que recuerda a "The Final Countdown" de Europe). Es una aura muy bello. Si bien la canción es cruda, termina con un mensaje esperanzador, un "no sólo criticaremos, actuaremos" cuando afirma que "los que estamos aprovecharemos para cambiarte la cara, Viejo Mundo". Desde un análisis histórico, el Viejo Mundo consiste en  (definición de Wikipedia):
"Aquellas partes de la Tierra conocida por los europeos antes de los viajes de Cristóbal ColónEuropaAsia, y África y las islas circundantes".
Con esta definición, podríamos interpretar que Páez quiere hacer referencia a "los colonizadores europeos" que invadieron las tierras americanas. Es importante aclarar que, al igual que muchas otras canciones, las canciones de Fito de esta primera étapa (1984 - 1986) se caracterizan por la predominante alegória, es decir, tienen múltiples interpretaciones, pero ninguna opaca a la otra.

La rumba del piano: es una alegre canción, una 'oda al piano'. Así como las películas le dan animación y por lo tanto vida a los animales, Páez le da vida al piano: éste tiene sentimientos, puede bailar, jugar, reír, caminar con sus "cuatro patas" que "piden fiesta" y enamorarse. Es una historia, una canción bailable, con ritmo de bossa-nova. El piano, además, es su fiel compañero. Cumple el rol de 'amigo de toda la vida', que lo conoce ("mi piano sabe de mí/ de cigarrillos que queman/ de cables, putas y Dios / y de esa gente que espera"). La vida del rosarino siempre estuvo asociada a los pianos, siendo éste el instrumento que lo acompañaría durante toda su vida. El mismo Páez comentó su primera anécdota con el piano y su primer contacto con la música:


"Yo creo que el que me contacta con el mundo musical es mi padre, porque era la forma que tenía él de evadirse. [...] Era una vida dura, pero la música era el momento de distensión, relax y alegría también. [...] El primer recuerdo que tengo (de música) es un viernes a la noche, en la casa de Calle Balcarce, donde vivía con mi padre y mis dos abuelas. Pasaban "El hombre que volvió de la muerte", de Narciso Ibañez Menta. Recuerdo que empezó el programa, que era de miedo, y yo tenía unos siete u ocho años. En un momento le digo a mi abuela 'dame la llave del piano'. Y mi abuela, extrañamente, se levanta de la cena, va hasta una caja fuerte en su habitación, que estaba en el cuarto de al lado. Me trae la llave, abro el piano, y en un momento le bajo el volumen al televisor, sobre una secuencia de Narciso. Me siento al piano y empiezo a hacer unos clusters sobre los graves, para darle un clima de terror".

Es decir, Páez ha nacido acompañado de esa música, y es una forma de homenajear al piano, que siempre ha sido su fiel compañero.


Cuervos en Casa: sí. "Casa" está escrito en mayúsculas, debido a que hace referencia a la Casa Rosada. Esta canción representa con una sutil acidez corrosiva la oscura etapa de la última dictadura militar que sufrió la Argentina (1976 - 1983) dando imágenes sangrientas, oscuras, densas. Nos transporta a los centros clandestinos, en frases como "qué feo olor". Los militares llevaban a sus desaparecidos a las llamadas "peceras", en donde abundaba un olor espantoso. Además ese "feo olor" puede hacer referencia a la podredumbre de los cuerpos, un asqueroso olor de la sangre que succionaban los militares: el "están chupándome/le la sangre" se repite con una marcada constancia, la cual da la pauta de lo siniestro. La metáfora "cuervos" es inmediata: es directa, concisa, tal como la metáfora "dinosaurios" utilizada por Charly García un año antes de la publicación de este. Los dinosaurios son verdes, viejos, y desaparecieron. Paralelamente, los cuervos succionan, clavan su pico, son negros. Además, la Argentina estaba curando sus heridas: hacía meses que recuperábamos la democracia (temas también tocados en "Giros").

Sable chino: podríamos interpretar esta canción -ya que su letra es un tanto rebuscada- como una carta a sí mismo, una entrevista, una charla o un relato mismo consigo mismo. Esta canción también posee tintes políticos: el buscar la identidad, un "¿de qué partido soy?" "¿Pertenezco a algún 'ismo'?" "¿Cúal?". Esto es apreciable en las frases: "ya no me importa quién soy/ si un malparido esquizofrénico de hoy/ o un guerrillero militante de qué". Un cuestionamiento (el mismo Páez que fue una lucha contra su caretez). Aquí se presentan dos personajes: la razón y el corazón. Un tema muy abarcado para otras cosas, como los amores en "haz lo que te dicta tu corazón, y no la razón". Por eso marca el "él y yo". Y se encuentran en un paisaje, en un ambiente extraño para la música mas no para la literatura: el cerebro (él y yo vivimos aquí)Musicalmente, el tema comienza con una maravillosa introducción de piano. Esto es muy importante, ya que como toda canción, la intro (en el caso de tenerla) ambienta la atmósfera que luego tendrá la canción: tensa, relajada, heavy, light, violenta. La canción desemboca en un impecable solo de saxo ejecutado por Daniel Melingo, finalizando en un efecto fade-out.

Rojo como un corazón: esta canción fue escrita por Fabián Gallardo, un excelente músico quien acompañó a Páez en la canción de este disco. La canción comienza con la melodía con la que termina, un pegadizo tarareo. En cuanto al significado, es un tanto romántico, y se asemeja a una réplica de las demás canciones del disco, en cuanto a la letra y melodía; sobre todo de "Canción sobre canción". La voz la ponen ambos Páez y Gallardo. Podemos analizar el romanticismo de esta en la misma frase "rojo como un corazón": aquí la metáfora es clave y directa. El rojo representa la pasión, las ansias, las ganas, sentimientos que incluso están incluídos en este disco (algo propio de esta época de Fito, que venía de Rosario y era un pionero dentro del rock). El rojo representa también el amor. Fabián Gallardo se ha presentado con Páez en numerosas presentaciones: actuaciones en vivo, programas de TV tales como "Badía & Cía" y "Cable a Tierra", de Juan Alberto Badía y Pepe Eliaschev respectivamente, por los años 1984 y 1985. Algo curioso de este tema es que al final del mismo, en el tarareo de "lareá", se escuchan unas máquinas de ritmo (quizás Roland) ejecutadas que parecen simular el sonido del latir de un corazón, un monótono y notorio latir.


Canción sobre canción: esta obra de arte se destaca por su impecable letra. Pero... ¿qué nos quiere decir? Muchas veces las canciones son pura poesía, puras palabras, pero al fin del día, no significan nada. Afortunadamente, y no es un milagro sino fruto de su capacidad, Fito Páez  nos quiere hablar. Y bien. Pues, ¿qué dice? La canción se puede interpretar de dos maneras: un análisis social, el animarse a progresar ("vivimos tras los escenarios/ tratando de entender un poco") o bien, una interpretación más clara y literal, una historia de amor pasado, de una mujer que murió, ya no está ("vuelan las cenizas de una enagua en plena altura/ sobre el filo del placard/ ella no dice nada, sólo se ven sus curvas/ ella no está y espera/ su caballo rojo), o bien "todo buen comienzo huele a rosas en penumbras". Los fragmentos citados anteriormente proyectan una imagen visual lúgubre, de rosas, de cenizas, de anhelos románticos. Todo eso está plasmado en esta canción.

Un rosarino en Budapest: podemos apreciar que esta canción no tiene que ver con alguna travesía hecha por Páez hacia Budapest (es notorio en la letra) si no que está más relacionado con vivir la vida libremente.
"Quiero música, y trajes de cualquier color".
"Quiero un sol, un dígito que marque tres, una revolución".
"Cantaré hasta que agote mi rabia".
Y otras frases también. La canción posee una melodía pegadiza, a lo Charly García, y además, una bella armonía y musicalización, en las repetidas trompetas y una vez más, en las máquinas de ritmo. En algunos LPs de "Del '63", se haya un track oculto, estremecedor y siniestro, con máquinas de ritmo repitiendo una base similar a la de "Track Track" (Ciudad de pobres corazones, 1987) e incluyendo sádicas voces. Para escucharlo: https://www.youtube.com/watch?v=_4SiyOVm8ts

En cuestión, este disco es excelente. Iré a probar mis 'Tango' y 'Tango 4'.